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CULTURA

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HISTORIA

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Cultura


La llegada de los acontecimientos políticos de 1952 determinó, casi en todos los ámbitos del quehacer nacional, fuertes transformaciones en el campo de la creación cultural.  Fundamentalmente se buscó una mayor difusión del hecho cultural a nivel popular y se tomó conciencia de la cecsidad de ligar la experiencia artística a la realidad nacional.  Se profundizó además el proceso de una búsqueda de identidad nacional a través del arte.
El redescubrimiento de la riquísima cultura indígena aumentó las aproximaciones de Tamayo, Arguedas y Guzmán de Rojas.  El nacionalismo se aplicó como tendencia que revalorizaba las raíces indias de la nación, para concluir en una exaltación de la realidad mestiza y plural de la sociedad boliviana y sobre todo la ampliación de los caminos de la historia (la integración del oriente boliviano, la investigación y puesta en valor de los estudios sobre el pasado colonial), la arqueología, antropología y otras ciencias.  Se hicieron avances fundamentales en una verdadera puesta al día de la investigación en Bolivia.

Los Chácobo


La superstición, que lleva a mantener vigentes prácticas ancestrales y poco ortodoxas para garantizar el éxito de la cohabitación y la buena salud, diferencia a los chácobos de otros pueblos vecinos suyos en el llano boliviano.
Wigberto Rivera Pinto, antropólogo que compartió expediciones con exploradores nativos de esta etnia, destaca sobremanera el peculiar ritual que antecede al matrimonio, y las costumbres e instintivas acciones en torno al concubinato. “Las parejas se forman generalmente y con preferencia entre primos cruzados. Es decir que para un mozo — los hombres son siempre los que toman la iniciativa y tienen la decisión final— es objetivo central lograr hacer su esposa a la hija del hermano de su madre, mozuela a la que se denomina guane”.
El ritual de cortejo tipo empieza cuando el joven chácobo comparte la hamaca con su prima durante alguna temporada, hasta que tarde o temprano los padres los encuentran flagrante. Generalmente, entonces, el muchacho huye, pero más que por temor o para cuidarse de una posible agresión por parte de la familia de su enamorada, para cumplir la siguiente parte del rito de noviazgo. “Provisto siempre del arco y la flecha, se interna en el bosque en busca de alimento — ya sea pescado o un animal de tierra— para entregárselo a la guane y que ella lo destine para el consumo de toda su familia”. Éste es el ritual que termina de materializar el matrimonio, pues luego de demostrar su hombría y su capacidad para mantener un hogar, se allana el camino para la unión.
En algunos casos, si un chácobo cazador entrega su presa a una mujer viuda o divorciada, y ésta la acepta, también puede darse la unión, aunque no goza del mismo respeto y la misma posición dentro de la sociedad.
Otras de las observaciones que recuerda el antropólogo es que cuando la mujer está en periodo de gestación le rapan la cabeza y le prohíben comer ciertas especies de carne y frutas, abstinencia que es compartida por el esposo. “Cuando esperan familia tienen terminantemente prohibido comer víbora, ya que según sus creencias es signo de mal augurio y corren el riesgo de que el hijo nazca muerto”.
El censo que efectuó en 2004 la Confederación Nacional de Nacionalidades Indígenas y Originarias de Bolivia (Conniob) estableció que aún quedan unos 1.050 chácobos.
Asimismo, según el estudioso Milton Eyzaguirre, fue uno de los primeros espacios donde se brindó la educación bilingüe, incluso antes de la Reforma Educativa, tanto en idioma chácobo como en español. “Esto gracias a la llegada del Instituto Lingüístico de Verano, una institución de evangelistas, allá en la década de los setenta”.

Datos

Habitantes: Censo INE (2001): 380. Conniob (Confederación Nacional de Nacionalidades Indígenas Originarias de Bolivia) (2004): 1.050.

Ecorregión: Amazónica norte.

Departamento: Beni

Provincias: Vaca Diez, Yacuma, General Ballivián.

Municipios: Riberalta y Exaltación.

Comunidades: Alto Ivon, Nuevo Mojos, California, Núcleo, Motacusal, Siete Almendros, Cayuses.

Idioma: Paño

Actividad Principal: Recolección y agricultura.

Productos: Castaña, palmito, arroz, maíz, yuca.


Los Chiquitanos


Después de los guaraníes, éste es el grupo étnico nativo más numeroso del oriente boliviano. Pese a que la influencia cristiana sepultó muchos de sus antiguos usos y costumbres, quedan aún entre sus tradiciones, según señalan los estudiosos Álvaro Diez Astete y David Murillo, rasgos ancestrales originales muy interesantes. “Es una cultura ya evolucionada y muy compleja”.
Aunque la mayoría de los chiquitanos profesa la religión católica, subsiste en la comunidad una amplia y rica mitología. El chamanismo (práctica de ritos de invocación con fines de curación y purificación) está presente en los momentos cruciales de la vida, como nacimientos, matrimonio y sepultura. “Mantienen creencias ligadas al mundo sobrenatural, en cada uno de los momentos importantes de la vida cotidiana, como la cacería, la meteorología, la siembra, la cosecha, y, llamativamente, estás prácticas aparecen paralelas a las tecnologías modernas”.
El jefe es el hombre más viejo de la familia, le siguen sus hijos por orden de edad. Él o los yernos aceptan esa autoridad, pero a su vez reciben un trato cordial, aunque sólo definen cuestiones dentro de su familia, y las decisiones macro del clan.
Caracteriza también a los chiquitanos su especial e innata habilidad de procesamiento y trabajo fino de la madera. Algunas comunidades tienen como sustento esencial o único la artesanía en cerámica o la producción de tejidos de algodón. La venta de fuerza de trabajo es una de las actividades complementarias que realizan en épocas de carestía, pues se trasladan en grandes grupos a las zafras de caña.
El trabajo de agricultura —toda familia, por pobre que sea, tiene sus parcelas— lo cumplen todos los miembros, desde los más pequeños hasta los ancianos. Existe, como en la mayoría de los pueblos orientales, la división del trabajo por sexo y edad, siendo como en todas partes la agricultura y la caza responsabilidad del hombre, pero la mujer también interviene, al menos en los últimos tiempos, y muchas veces en igualdad de condiciones.
“Entre los chiquitanos—afirma el investigador losé Tejeiro— el Jichi es el amo y señor del monte, de la flora y la fauna. Cuando los cazadores se internan en el monte, le imploran a esta entidad espiritual que les proporcione las presas que precisan, sólo para subsistir, y además le piden autorización.
Tienen la creencia de que sus ancestros también observan la ceremonia de caza y están en el monte y conocen los sectores del área. A este antepasado le saludan, le honran y le piden su bendición”.

Datos

Habitantes: Censo INE (2001): 4.615. Conniob (Confederación Nacional de Nacionalidades Indígenas Originarias de Bolivia) (2004): 61.520.

Ecorregión: Amazónica.

Departamento: Santa Cruz

Provincia: Ñuflo de Chávez, Velasco, Chiquitos y Germán Busch.

Municipio: San lgnacio de Velasco, San Miguel y San Rafael.

Comunidad: San Ignacio, San Miguel, San Rafael, Santa Rosa de la Roca, San Javier, San Ramón, Concepción, Lomerío, Roboré, San José y Florida.

Idioma: Chiquitano.

Actividad Principal: Agricultura

Productos: Maíz, arroz, yuca, plátano y algodón.

Vías de acceso: Aérea: las comunidades Florida y El Porvenir cuentan con pistas de aterrizaje. Terrestre: el acceso por vía terrestre comienza en Santa Cruz de la Sierra a San Ramón, San Javier y Concepción, y de éstas a otras comunidades se ingresa por caminos secundarios.


Los Chimanes


La organización social básica de los chimanes es la familia nuclear, en la que sólo cuentan los parientes directos, pero es abierta, pues mantiene ciertos vínculos de parentesco extendido con otras familias. La movilidad espacial de la población está íntimamente relacionada con el patrón de asentamiento y el sistema de parentesco, articulándose a menudo ambos componentes del sistema social.
El antropólogo Milton Eyzaguirre comenta que “lo más curioso de esta cultura es que no se permite el enojo. Pero cuando este sentimiento se apodera de uno de sus integrantes, lo que se hace es mandarlo al monte hasta que se le pase. Según ellos, el enojo trae mala suerte e incluso puede llamar a la muerte. También se casan entre ellos como una forma de proteger su territorio”.
Antes de la evangelización existía entre los chimanes la poligamia sororal, es decir que un varón estaba autorizado a casarse con dos hermanas. En cuanto a la formación de sus sociedades, los asentamientos más pequeños están compuestos a menudo por un solo grupo de viviendas, general mente de gente relacionada por un parentesco cercano.
Una vez consolidado un matrimonio, la nueva pareja va a vivir al lugar de residencia de la familia materna de la mujer, sistema denominado ginecoestático. Todos los chimanes hablan su idioma nativo en las actividades cotidianas, en reuniones y eventos internos.
Cuenta el antropólogo losé Tejeiro que entre los chimanes, ubicados en el suroeste del Beni, en las provincias Ballivián y Moxos, la construcción de chozas de palmeras es compartida por hombres y mujeres. “Entran al monte, cosechan las hojas de palmera, las transportan y trabajan juntos en la instalación del techo. Anteriormente esta actividad era realizada exclusivamente por el hombre, y ahora se incorpora a la mujer y a la familia debido a la demanda de esta hoja”.
Los chimanes creen en Dojity y Micha, “dos divinidades que son hermanos, uno travieso y otro formal, a los que se debe la fundación del mundo, la creación del hombre, la flora y la fauna”.
Este pueblo se caracteriza por ser respetuoso y devoto de sus creencias y costumbres. Cuenta con un vasto conocimiento de la medicina natural y tiene entre sus miembros a excelentes artesanos que elaboran diversas clases de tejidos de algodón y jatata (fibra vegetal).
La economía se basa en la pesca y la recolección de fibras para la confección de textiles. Pescan durante todo el año, siendo la época más propicia la del invierno. La agricultura es incipiente y sólo de autoconsumo. Los comestibles más cultivables son el arroz, maíz, yuca, plátano, caña de azúcar, cebolla, tomate y palta. Últimamente, para el comercio, siembran tabaco, algodón, limón y jatata, entre otros.

Datos

Habitantes: Censo INE (2001): 6.351. Conniob (Confederación Nacional de Nacionalidades Indígenas Originarias de Bolivia) (2004): 7.130.

Ecorregión: Amazónica

Departamento: Beni

Provincia: Ballivián, Moxos, Yacuma 
MUNICIPIO: San Borja, Rurrenabaque, Santa Ana.

Comunidad: San Ambrosio, San Salvador, Rosario del Tacuaral, Jorori, Naranjal, Remanso, Socorro, San Antonio y otras.

Idioma: Chiman

Actividad Principal: Pesca y recolección de jatata.

Vías de acceso: Fluvial: se puede acceder por los ríos Maniquí, Curiraba y otros. Terrestre: por esta vía se puede llegar a las regiones del río Maniquí, arroyo Maniquí Viejo, a la del Curiraba y el río Mattos, sólo en época seca.


Los Cayubabas


Una característica innata de los cayubaba es que son buenos labradores. Cultivan maíz, maní y yuca y también son hábiles pescadores: utilizan canastas de forma cónica que arrojan al agua a manera de redes. Las mujeres se destacan por sus habilidades como artesanas, pues hacen cerámicas, tejidos con fibras vegetales o textiles de algodón, mientras los hombres se encargan de fabricar ruedas de carretones, cascos, canoas, gavetas, postes y bretes que son demandados por los ganaderos de las estancias, con quienes tienen casi esencialmente una relación que se reduce a lo comercial.
De ser un pueblo considerado salvaje hasta los albores del siglo pasado, en unas cuantas décadas, los cayubaba pasaron a ser una sociedad con valores y usos católicos y comunes a las sociedades urbanas, debido a la fuerte influencia de la evangelización jesuita.
Así, los estudios demuestran que las formas de organización social tradicional de esta etnia han desaparecido en su totalidad, dando paso a la familia nuclear monogámica como modelo que rige sus asentamientos, ante esporádicas excepciones en pequeños clanes que aún persisten en poblados orientales alejados. Los escritos de Álvaro Diez Astete y David Murillo identificaron al cabildo indigenal cayubaba como una forma de organización básica y definitoria de las principales actividades y decisiones, que hoy en día sólo subsisten como órgano de referencia, consulta y ordenamiento para la realización de festividades religiosas.
Los antropólogos también anotan que “los conocimientos registrados sobre su etnoculturalidad son insuficientes, debido a que la reconstrucción de su mundo cosmogónico, de su idea de lo sobrenatural, de sus costumbres sociales tradicionales, se han perdido en la dispersión causada por el avasallamiento de otras culturas”.
Cuando se asentaron y fundaron las misiones de San Carlos, Concepción y las Peñas, los cayubaba asimilaron y aprendieron artesanías y muchos oficios que los sacerdotes de la orden jesuítica creían apropiados para los aborígenes. La expansión del dominio de la influencia católica causó, en un principio, que los cayubaba se dispersaran al norte, pero finalmente, por necesidad, siempre terminaron asentados alrededor de algún poblado ya “tomado por los religiosos”.

Datos

Habitantes: Censo INE (2001): 23 Censo Conniob (Confederación Nacional de Nacionalidades Indígenas Originarias de Bolivia) (2004): 4.500.

Ecorregión: Amazónica.

Departamento: Beni.

Provincia: Yacuma

Municipio: Exaltación

Comunidades: Exaltación, Las Peñas, Pto. Santiago, Cooperativa, Peñitas de Nazareth, Bocorondo, Campo Ana María, Maravilla, Libertad de Carmen, Nueva Esperanza, Coquinal, San Carlos, Piraquinal y El Triunfo.

Idioma: Cayubaba.

Actividades principales: Agricultura y ganadería.

Productos: Arroz, yuca, chivé (harina de yuca), maíz, plátano, frijol, zapallo.

Vías de acceso: Aérea: las comunidades de Exaltación, Coquinal y Santa Isabel cuentan con pistas de aterrizaje para avionetas. Terrestre: los caminos existentes entre las comunidades cayubaba son transitables sólo en época seca. Fluvial: el acceso por vía fluvial es posible por los ríos Mamoré, IruyáñezyYacuma.


Los Cavineños


“Ellos fueron reducidos por los jesuitas y los franciscanos. Sus formas de vida están más familiarizadas con los hábitos occidentales, como la caza con escopeta de salón; pero, por otro lado, tampoco han abandonado del todo prácticas como la pesca, en la que utilizan pócimas preparadas con vegetales para adormecer a los peces”, dice el antropólogo Milton Eyzaguirre.
Según otros estudiosos, existe un alto nivel de analfabetismo entre ellos, “pero eso logra que además se conserve la fuerte tradición oral que tiene esta gente, que no sólo se pasa historias de boca en boca para mantener vivas sus raíces, sino también los conocimientos se sostienen de manera oral", según Mariano Estévez, un antropólogo argentino que realiza la investigación para su tesis en Bolivia. Tiene 32 años y convivió dos semanas con los cavineños en la región beniana.
Durante la etapa en que vivió con ellos observó el indiscutible respeto que toda la población, incluso los líderes de casta, les profesan a los ancianos, “porque son los que más saben”. Los ancianos cuentan que era común que comieran sapos —ya que el hábitat donde se ubican casi siempre es cerca de algún río, donde pescan—. Esta nación, que de acuerdo con un reporte levantado en 2004 contaba con 2.850 habitantes, conserva intactas dos cualidades que la distinguen: “su fe hacia deidades de la naturaleza y su habilidad para la artesanía textilera”.
Es así como los cavineños son muy creyentes y respetuosos de los espíritus del monte y de las aguas, a los que recurren periódicamente con invocaciones y rezos, sobre todo como pedido de buenaventura en vivienda y alimentación.
La artesanía con frutos, maderos y otros elementos de la naturaleza, gracias a la admirable habilidad de las mujeres para el tejido, con estilos y técnicas ancestrales, además de ser un patrimonio particular y un modo de identificación, les sirvió para desarrollar una pequeña pero rendidora industria.
Para su organización social, patriarcal y de respeto y obediencia indiscutibles, los indígenas eligen a un jefe, que ahora, debido a su participación plena en el sistema, se llama presidente de comunidad y llega a ser un representante más tanto en lo político, para afuera, como en lo jerárquico, internamente.
“Existen dos tipos de organización: tradicional y sociopolítica. La primera es de acuerdo con usos y tradiciones, pero la que cobra más importancia es la segunda, a partir de la que se hacen los trámites de Tierra Comunitaria de Origen (TCO). Supeditados a todo esto, vienen luego la educación, la salud y el manejo de recursos naturales”.

Datos

Habitantes: Censo INE (2001): 601. Censo Conniob (Confederación Nacional de Nacionalidades Indígenas Originarias de Bolivia) (2004): 2.850.

Ecorregión: Amazónica.

Departamentos: Beni y Pando

Provincias: Vaca Diez y Ballivián, Madre de Dios y Manuripi.

Municipios: Santa Rosa, Gonzalo Moreno, Reyes Manuripi, Madre de Dios, Baqueti.

Comunidades: Baqueti, Bolívar, California, Galilea, Candelaria, Misión Cavinas, Natividad, Paraíso, Peña Guarayo, Santa Catalina, San Juan, San José, San Miguel, Francia, El Choro y varias otras.

Idioma: Tacana.

Actividad Principal: Recolección, agricultura y ganadería.

Productos: Castaña, frutas silvestres, yuca, plátano y ganado.

Vías de acceso: Aérea: mediante avionetas que conectan Riberalta con algunas comunidades como Misión Cavinas, Baqueti y Francia. Terrestre: por varias sendas, que entroncan con la carretera Santa Rosa – Riberalta y unen a las comunidades entre sí, sólo transitables en época seca. Fluvial: mediante los ríos Beni, Geneshuaya y Biata.


Los Baures


Los aproximadamente 4.750 baures que quedan en colectivos identificables e independientes en el país —según un censo efectuado por la Confederación Nacional de Nacionalidades Indígenas Originarias de Bolivia (Conniob) — no son completamente puros.
Además de ser reducidos al mínimo por los jesuitas que colonizaron el oriente de Bolivia en los siglos XVII y XVIII, los habitantes de este pueblo nómada fueron dispersados y evangelizados, lo que presupone una asimilación a otros pueblos indígenas, y la aprehensión de costumbres y filosofías de vida occidentales, heredadas ya de la visión española.
Lo que sí pervive, y el antropólogo Wigberto Rivero pudo apreciar en su incursión por los territorios cercanos a las misiones jesuíticas de la Chiquitania, es la parte inmaterial de su cultura. “La forma de cazar, la forma de pescar y la forma de redistribución por parte de las mujeres en todo lo referido a alimentos (cazados o cosechados por los hombres), materiales, utensilios y ropaje”. Según el antropólogo Milton Eyzaguirre, los baures fueron encasillados como uno de los pueblos más civilizados al momento de su reconocimiento. “A decir de testimonios de Alcides D'Orbigny, los baures presentaban vestimentas fabricadas con las cortezas de los árboles, a las que les ponían sellos identificatorios y con los que realizaban largos viajes”.
Pero el modernismo y el sincretismo son, con todo, lo más llamativo de los baures. La forma de vestimenta primitiva y mínima fue desplazada por un pantalón jean, una polera o camisa y solamente en ocasiones especiales, como en las fiestas patronales (el catolicismo con toda su hibridación andina alcanzó de lleno al pueblo), utilizan una especie de camiseta especial y bastante larga, que llega a la altura de los muslos casi a manera de pollera.
En buena parte de los territorios baures, en el departamento de Beni, las fiestas están llenas de ceremonias religiosas católicas, y en su gran mayoría los caceríos y pueblos llevan el nombre de santos como San Joaquín, San Ramón, San Ignacio, San Borja; o de vírgenes, como Santísima Trinidad, Virgen de Loreto y otras. La posta de los jesuitas la tomaron sacerdotes franciscanos, que en casi todos los pueblos tienen edificaciones en la plaza central. “Los baures, mimetizados, mezclados y presentes en miles y miles de indígenas mestizos, acuden a misa cada atardecer, al llamado de las campanas”.
Las tumbas son señaladas con cruces de madera y a veces de piedra, sin embargo, este fenómeno es nuevo. Anteriormente no se usaba ninguna señal, sino que dejaban que éstas desaparecieran con el tiempo y que la vegetación cubriera el cementerio y vuelva irreconocible el lugar.

Datos

Habitantes: Censo INE (2001): 67. Censo Conniob (Confederación Nacional de Nacionalidades Indígenas Originarias de Bolivia) (2004): 4.750.

Ecorregión: Amazonia.

Departamento: Beni

Provincia: Iténez

Municipios: Baure, El Carmen y Huacaraje.

Comunidades: San Miguel, Tujure, Cairo, Alta Gracia, Jasiaquini, Bereuro, San Francisco, San Pedro, Buena Hora, Las Peñas, Pueblo Baure y El Carmen.

Idioma: Arawak

Actividad Principal: Recolección de cacao y la agricultura.

Productos: Chivé (harina de yuca) y chocolate.

Vías de acceso: Aérea: los baure cuentan con pistas de aterrizaje. Terrestre: se puede acceder a las comunidades baure por caminos secundarios y/o sendas.


Los Ayoreos


A pesar de los intentos desesperados y reiterados de algunos de sus miembros por subsistir puros y originales, los ayoreos viven actualmente un violento, y al parecer irreversible, proceso de aculturación.
Asentada en el oriente boliviano, sobre todo en el territorio del departamento de Santa Cruz, esta etnia que cuenta con tan sólo unos 3.100 habitantes en comunidades tangibles, se caracteriza precisamente por la vida comunitaria, solidaria y de profundo respeto por la vida, el prójimo y la naturaleza.
Según el antropólogo Milton Eyzaguirre, los miembros de esta singular etnia se autodenominan "ayoreode", que en su idioma zamuco significa “hombre de la selva” o “nosotros”. “Quienes tuvieron el primer contacto con ellos también les llamaban zamucos, por el idioma que hablaban, y los “en pelotas” pues andaban desnudos”.
Es una de las etnias que hasta lósanos 80aún conservaba un estilo de vida nómada, “yo he conocido algunas familias de migrantes que no estaban conformes con las decisiones de los jefes de sus clanes, los cuales se definen por el linaje. Estas migraciones finalmente determinaron una presencia masiva de los ayoreos en la ciudad de Santa Cruz”, dice Eyzaguirre.
Por otro lado, el antropólogo Wigberto Rivero vivió de cerca una “aleccionadora experiencia” que simboliza la esencia de este grupo. “Un anciano se dio cuenta de que su hora final se estaba acercando y, fiel a la costumbre de su pueblo, heredada dé generación en generación — con seguridad él vio hacer lo mismo a sus abuelos—, decidió postrarse, casi inmóvil, a esperar la muerte debajo de un árbol”.
Los estudios antropológicos coinciden con esta práctica y señalan que como el pueblo ayoreo es de naturaleza nómada, cuando un viejo siente que le abandonan las fuerzas o que una enfermedad lo mina físicamente, decide hacer un alto en la caminata grupal para no perjudicar al clan que debe marchar a ritmo sostenido en busca de alimento, prefiere dar un paso al costado y abandonarse a la espera de la muerte.
Rivero, no obstante, observa que esta asombrosa muestra de solidaridad se fue perdiendo en los últimos años. Y es que el ayoreo, de manera más fácil que otras etnias, se fue asimilando de a poco con los indígenas, campesinos y colonos del oriente. Las crónicas de Santa Cruz de principios del siglo XX señalan que éstos rondaban la periferia y eran tanto temidos como combatidos, al extremo de ser a veces cazados como un animal cualquiera.
Una de las prácticas que el pueblo conserva celosamente es su ritualidad espiritual. Rivero comenta que las ceremonias funerarias son parecidas a las del grupo esse ejja, vecino territorial, pues ambos entierran a sus seres queridos con sus objetos personales y alimentos en abundancia: carne de jochi (chancho montes salvaje), de anta y otras.
Hasta mediados del siglo pasado, cuando aún la influencia occidental no era grande, los ayoreos vivían organizados en pequeños grupos de entre 20 y 150 personas, con territorios definidos que recorrían periódicamente en busca de frutos para recolectar y animales para cazar. El chamán y el capitán ocupaban las posiciones más elevadas en el pueblo. La tarea de este último era proteger a la comunidad de los diferentes peligros mundanos (invaciones, escaseses) y la del chamán, predecir el futuro y hacer de mediador con Dupade, el hacedor del mundo y de todos los seres vivos —humanos, animales y vegetales— que viven sobre éste.

Datos

Habitantes: Censo INE (2001): 1.398. Censo Conniob (Confederación Nacional de Nacionalidades Indígenas y Originarias de Bolivia)(2004):3.100.

Ecorregión: Amazonia.

Departamento: Santa Cruz

Provincias: Germán Busch, Chiquitos.

Comunidades: Zapocó, Poza Verde, Puesto Paz, Guidai Ichai, Santa Teresita, Tobita, Urucú, Motacú, Rincón del Tigre, Belén.

Idioma: Zamuco

Actividades Principales: Agricultura y recolección.

Productos: Maíz, arroz, yuca, plátano y frutas.

Vías de acceso: Terrestre, férrea y aérea.


Los Canichana


Existe poca información y datos claros y confirmados acerca de las características de los canichana, a más de su evidente origen quechua incaico, y su naturaleza recia, agresiva y aventurera. Afectados también por la influencia colonizadora española, los grupos sobrevivientes, aun directos descendientes de la etnia original, están formados, según revelan los registros de la Confederación Nacional de Nacionalidades Indígenas y Originarias de Bolivia (Conniob), por unas 1 500 personas.
La tradición oral, que en este pueblo como en la mayoría de las naciones indígenas originarias goza aún hoy en día de buena salud, permite inferir a profesionales y estudiosos, entre ellos Wigberto Rivero Pinto, que los canichana llegaron al actual territorio cruceño fruto de divisiones internas y persecuciones en el imperio incaico.
“Los chanchas, sus directos ancestros, eran un grupo guerrero que debido a la total hegemonía del Inca en el altiplano y parte de los valles salió a conquistar nuevos territorios hacia la selva amazónica”. Otra versión señala más bien que, al fracasar en su intento de sublevación, no les quedó otra que exiliarse.
Lo cierto es que se refugiaron en la llanura de Moxos, Beni, donde viven actualmente, y todavía hace algunas décadas eran conocidos como “hombres chanca”. No existe mucha documentación sobre sus costumbres originarias. Sin embargo, una investigación de los antropólogos Alvaro Díez Astete y David Murillo destaca particularmente el acentuado espiritualismo de este pueblo que, lejos de manifestarse sólo en su subculto pagano, cobra fuerza y fervor en las abundantes celebraciones rituales del catolicismo.
A través de su danza, su música y su coreografía peculiar, hombres y mujeres expresan su entrega total, imploran por favores y agradecen los recibidos. Es muy conocido y promocionado el baile del machetero loco, que representa una combinación de valentía, apasionamiento y agresividad viril, expresado en la fiesta de Semana Santa o en la celebración patronal de cada pueblo.

Datos

Habitantes: Censo INE (2001): 499. Censo Conniob (Confederación Nacional de Nacionalidades Indígenas Originarias de Bolivia) (2004): 1.500.

Ecorregión: Amazónica.

Departamento: Beni

Provincia: Cercado

Municipio: San Javier

Comunidad: San Pedro Nuevo, Teje-rías, Bambuses, Villa Chica, Toboso.

Idioma: No clasificado.

Actividad Principal: Agricultura.

Productos: Arroz, maíz, frijol, yuca y plátano.

Vías de acceso: Terrestre: La entra-da y salida a las comunidades de San Pedro Nuevo, Tejerías, Villa Chica y Bambuses es posible durante la época seca (mayo a octubre con regularidad); de diciembre a abril los caminos están inundados por completo. Fluvial: Mediante el río Mamoré se conectan en época de lluvias las comunidades de Tejerías y Bambuses.


36 Etnias de Bolivia


En 1952, la distribución étnica, en el censo, registró un 63% de población indígena (quechua, aimara y etnias del oriente).  La distribución lingüística reflejaba un 36.5% de lengua materna quechua, un 36% de lengua materna castellana y un 24.5% de lengua materna aimara.  En ese momento la idea de reconocer territorios indígenas en el oriente simplemente no existía.  Las etnias de los llanos estaban olvidadas y no formaban parte de la sociedad activa de nuestro país.
“En septiembre de 1991 etnias del oriente boliviano (Guaraníes, Mojeños, Chimanes, etc.), protagonizaron una marcha desde Trinidad a La Paz bajo el denominativo de “Por la dignidad y el Territorio”, para concientizar al país de su existencia y sus derechos.  Era la primera vez que el estado boliviano reconocía a los indígenas del oriente como interlocutores válidos y le reconoció el derecho de propiedad y administración de territorios ancestrales.”
Actualmente Bolivia tiene la mayor población indígena en toda Sud América.  Las etnias que coexisten en el territorio boliviano son 36, aunque Bolivia es generalmente considerada como un país eminentemente andino y altiplánico, quechua y aimara, la mayor parte del territorio pertenece a lo que se denomina Oriente, Chaco y Amazonía.
Según información del CENSO 2012, del INE (Instituto Nacional de Estadística) más de dos millones de bolivianas y bolivianos se identifican con un pueblo indígena y se distribuyen de la siguiente manera:
Población de 15 o más años por sexo, según pertenencia a naciones o pueblos indígenas originario campesino o afro boliviano
Pertenencia
Total
Hombre
Mujer
Total
6.916.732
3.407.493
3.509.239
Pertenecen
2.806.592
1.390.913
1.415.679
Afroboliviano
16.329
8.785
7.544
Araona
910
452
458
Aymara
1.191.352
592.817
598.535
Ayoreo
1.862
954
908
Baure
2.319
1.219
1.100
Canichana
617
360
257
Cavineño
2.005
1.118
887
Cayubaba
1.424
738
686
Chacobo
826
418
408
Chipaya
786
400
386
Chiquitano
87.885
45.497
42.388
Esse Ejja
695
379
316
Guaraní
58.990
29.918
29.072
Guarasugwe
42
25
17
Guarayo
13.621
6.846
6.775
Itonama
10.275
5.356
4.919
Joaquiniano
2.797
1.510
1.287
Kallawaya
7.389
3.824
3.565
Leco
9.006
4.820
4.186
Machinerí
38
25
13
Maropa
2.857
1.550
1.307
Mojeño
31.078
16.564
14.514
Moré
155
78
77
Mosetén
1.989
1.095
894
Movima
12.213
6.349
5.864
Murato
143
78
65
Pacahuara
161
85
76
Quechua
1.281.116
626.307
654.809
Sirionó
446
245
201
Tacana
11.173
6.060
5.113
Tapiete
99
59
40
Tsimane (Chimán)
6.464
3.399
3.065
Weenayek
3.322
1.686
1.636
Yaminahua
132
54
78
Yuki
202
102
100
Yuracaré
3.394
1.709
1.685
Yuracaré - Mojeño
292
171
121
Otros
42.188
19.861
22.327
Otro no especificado
4.419
2.333
2.086
No pertenecen
4.032.014
1.975.811
2.056.203
No soy boliviano (a)
73.707
38.436
35.271
A continuación se listan las 36 nacionalidades o pueblos indígenas reconocidas por la constitución:

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