Seis curiosidades que seguramente desconocías sobre los planetas del Sistema Solar








Que el planeta Tierra cabe prácticamente tres veces solamente en la gran mancha roja de Júpiter, o que las polvorientas tormentas en Marte llegan a abarcar la totalidad de su atmósfera, son curiosidades sobre la naturaleza extrema de nuestro Sistema Solar que no todos conocen. Hoy te presentamos algunas de las características más sobresalientes y menos difundidas sobre nuestra pequeña porción de universo.


Venus al rojo vivo: el segundo planeta más próximo a nuestro Sol logra una versión extrema del efecto invernadero terrestre, a través de su atmósfera densa y tóxica, que logra guardar el calor hasta generar temperaturas de 465° Celsius.

Júpiter, la gran mancha roja: entre las principales características de la superficie jupiteriana, quizá la más conocida sea su descomunal mancha roja; tan grande, que puede albergar a casi 3 planetas Tierra. Sin embargo, pocos saben que se trata de una gigantesca tormenta con más de 300 años de existencia.

Mercurio extremo: que la superficie de Mercurio alcance una temperatura de 450° Celsius es comprensible, si se considera que es el planeta más próximo al Sol. Lo que resulta difícil de imaginar es que, durante la noche, la temperatura desciende hasta los 170° Celsius bajo cero, dada la exigua atmósfera planetaria, incapaz de atrapar el calor.



Marte, tormenta y polvo: las gigantescas tormentas marcianas de polvo no se comparan con las de ningún otro planeta del Sistema Solar. Pueden abarcar completamente la superficie planetaria, dado un efecto de retroalimentación por el que las partículas de polvo calientes vuelan con el viento hasta zonas más frías, generando a su vez más viento.

Neptuno y el viento: las ráfagas de viento neptuniano pueden superar ampliamente los 2 mil kilómetros por hora. De dónde proviene semejante energía es, hasta hoy, un verdadero misterio, sobre todo porque se trata del planeta más alejado del Sol, con mínimo calor interno.

Tierra y aire: tan familiar nos resulta el aire que disfrutamos en la Tierra, que pocas veces reparamos en lo extraordinario de su existencia. Lo cierto es que el grado de concentración de oxígeno en nuestra atmósfera planetaria es único y determinante para la subsistencia de otro factor único en todo el Sistema Solar: la vida.

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