La comunidad andina tiene sus raíces en el antiguo ayllu preincaico del mismo nombre. A pesar del tiempo transcurrido, aún se pueden encontrar rasgos físicos indígenas en gente de las comunidades tradicionales.
El antropólogo Ricardo Ulpiona asegura que también persisten, a pesar del tiempo y como sistema organizativo, los conjuntos de ayllus que llegan a formar una unidad máxima denominada marka, en la que los pobladores se agrupan en dos mitades: la de arriba y la de abajo: anansaya y urinsaya, respectivamente. Otras entidades son el churi ayllu o ayllu hijo, que puede ser denominado comunidad, cabildo o kawiltu, sindicato o estancia. “Los aymarás están organizados por comunidades y su autoridad máxima es el jilacata; sin embargo, el nombre en ciertas comunidades se cambia por secretarios, por una evidente influencia urbana”.
La gran actividad grupal son las reuniones generales, en las que se tratan asuntos para el beneficio de la población y se aprueban decisiones por votación de los líderes. Las conclusiones son apuntadas en un acta o cuaderno donde se transcribe cada una de las resoluciones y que, para su legitimidad, es firmada por los representantes de cada comunidad.
Otra costumbre que todavía persiste pese al paso de los siglos es el ayni, “un modo de ayuda mutua, recíproca, en bienes o servicios de equitativo valor. Es un acto que no tiene registro y en el que lo que cuenta es la palabra”. Esta práctica es común en tiempo de siembra y cosecha, cuando los vecinos reunidos brindan su servicio para luego ser correspondidos.
En otro punto, Ulpiona advierte que la vestimenta de los aymarás en la actualidad tiene bastantes variaciones con relación a la ancestral, “sobre todo en los colores, pues ahora los gustos van por lo más llamativo, debido a que se pueden encontrar con facilidad ciertos tirites para darle color a la lana. En la cultura originaria la tendencia era más oscura y de diseños sobrios, ya que los tintes procedían de la tierra o ciertas plantas y las condiciones y técnicas para su elaboración eran mucho más rústicas y limitadas”. Hace tiempo, la mujer aymara elaboraba su propia vestimenta, era todo un proceso, desde sacar la lana de las ovejas, hilar, teñirla y confeccionarla.
Los aymarás se dirigen al Alaxpacha para pedir protección, ya que engloba el Sol y todas las estrellas. Al Sol lo identifican con el Dios cristiano, cuyos rayos dorados custodian el altar de las iglesias católicas. “Es un dios que sabe todo y ordena todo, es buen médico porque sana, pero ante las faltas o delitos manda enfermedades como castigo”. Ésta es una muestra contundente de la total simbiosis cultural con el mundo occidental.
Datos
Habitantes: INE (2001): 1.525.321. Censo Conniob (Confederación Nacional de Nacionalidades Indígenas Originarias de Bolivia) (2004): 1.549.320.
Ecorregión: Andina
Departamentos: La Paz, Oruro, Potosí y Cochabamba.
Provincia: Varias
Municipio: Varios
Comunidad: Varias comunidades y ciudades.
Idioma: Aymara.
Actividad Principal: Agricultura, ganadería, minería, comercio, pesca y venta de fuerza de trabajo.
Productos: Papa, chuño, tunta, hortalizas, frutas, minerales, mercadería en general, trucha, pejerrey.
Vías de acceso: Aérea, terrestre, lacustre y fluvial.
Ecorregión: Andina
Departamentos: La Paz, Oruro, Potosí y Cochabamba.
Provincia: Varias
Municipio: Varios
Comunidad: Varias comunidades y ciudades.
Idioma: Aymara.
Actividad Principal: Agricultura, ganadería, minería, comercio, pesca y venta de fuerza de trabajo.
Productos: Papa, chuño, tunta, hortalizas, frutas, minerales, mercadería en general, trucha, pejerrey.
Vías de acceso: Aérea, terrestre, lacustre y fluvial.
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